DÉBORA ANDOLLO
Ninguna otra mujer en el mundo ha llegado más lejos que ella en las profundidades marinas. Nadie como esta rubia de hermosos ojos exhibe una hoja de servicios en el deporte con 15 records mundiales absolutos de inmersión en apnea.
Durante doce años formó parte del equipo nacional de nado sincronizado donde sentó cátedra como campeona individual. Después de los Juegos Panamericanos de La Habana’91 vino su primera retirada, pero otra puerta se abrió cuando se entusiasmó tras hacer una inmersión libre a 30 metros de profundidad.
Quedó subyugada de forma tal que al año siguiente le “tiró” al tope del planeta en esa modalidad y logró descender hasta los 58 metros para borrar la marca que estaba en poder de la italiana Roxana Mallorca, hermana de Enzo, otro grande en la riesgosa disciplina.
De sus andanzas y altas dosis de sacrificios y privaciones conocen quienes la vieron entrenar con tesón y voluntad en las inmediaciones del hotel Colony, en la Isla de la Juventud, zona donde en 1996 sufrió un accidente del tránsito que puso en peligro su futuro como inmersionista.
Los esfuerzos de los médicos que la atendieron y los deseos de ella pudieron más que las serias lesiones, por eso volvió a sonreírle a la vida burlándose de los retos que se propuso.
Ernesto es su mejor trofeo. Apenas con unos meses de nacido ya se lanzaba al mar para acompañar a mamá. Ese mundo también ha comenzado a pertenecerle y ojalá que él siga la senda de su progenitora, quien pretende formar y dirigir una institución afín al mundo subacuático en la Isla y para ello ha recibido respaldo de las autoridades del Ministerio del Turismo. |